Nuestros pequeños tienen múltiples necesidades, ya sabemos... de estar bien alimentados, sanos, bien aseados, bien vestidos, de acudir al colegio, de jugar, … siempre estamos pendientes de qué les hace falta a nuestros hijos, pero muchas veces se nos olvida que lo que realmente necesitan es a sus padres. La televisión o el videojuego de moda no les preguntará qué ha hecho hoy en el colegio, no les contará cuentos, no les escuchará cuando le diga que hoy se enfadó con su mejor amigo y está muy triste.
Y se preguntarán por qué una logopeda se mete en estos asuntos, pues les respondo, la terapia del lenguaje no tiene sentido sin la familia. No sólo en su desarrollo, sino ya desde su inicio, desde la detección. Son los padres y madres los que primero tienen la responsabilidad de detectar los problemas que pueda tener su hijo o hija.
La detección precoz de cualquier problema de lenguaje es fundamental, pues éstos pueden transcurrir de manera oscura, silenciosa en su inicio, que luego se traducen, como mínimo, en dificultades escolares.
Lo más frecuente es que las dificultades de lenguaje se detecten en el aula, no antes, y dependiendo de la gravedad, sucederá en Educación Infantil, o puede que en Primero o Segundo. ¿Por qué se llega hasta tan lejos?
En ocasiones debido a mitos tales como “No se preocupen, es pequeño todavía”, a lo que se añade un “Ya hablará” o “Mejorará sólo, según vaya creciendo”.
En otros casos puede ser porque estemos pendientes a cubrir las otras muchas necesidades de nuestros niños y niñas, y no le dediquemos el tiempo suficiente para hablarles y escucharles.
Una alteración del desarrollo del lenguaje inhabilita al niño o a la niña para realizar sus propios aprendizajes, pues la mayoría de los aprendizajes escolares están basados en el lenguaje. La dificultad del lenguaje puede comprometer la comprensión, la expresión oral, la escritura y/o la lectura. Por lo tanto la detección precoz, el diagnóstico diferencial y la intervención, en tiempo y forma adecuada, actuaría como mecanismo de freno del problema. Nuestra responsabilidad por lo tanto, es ineludible.
Aquí tenemos una serie de indicadores que pueden servir como guía para esa detección temprana:
0-18 meses
• Dificultades durante la alimentación
• Defectos en las diferentes etapas del desarrollo vocálico:
3-4 meses: llanto o chillido débil.
5-9 meses: ausencia de sonidos voluntarios para llamar la atención o como juego
9-12/18 meses: apenas balbucea o en su balbuceo introduce muy poca variación de sonidos (tan solo 1 ó 2).
• Defectos de recepción-comprensión:
Falta de respuestas de orientación al sonido y a la voz humana (5-6 meses)
Falta de respuesta a nombres familiares.
Falta de respuesta (mirar, señalar, tocar o actuar) sobre algunos objetos familiares (al menos 3), nombrados por el adulto, hacia los 18 meses.
Falta de respuesta ante palabras de acción habituales o con claves gestuales a los 18 meses (“dame”, “mira”, “ven”)
• Defectos en comunicación no-verbal entre los 15-18 meses:
Ausencia del uso de gestos para expresar sus deseos
Ausencia del uso de gestos para compartir la atención del adulto sobre un objeto.
No muestra objetos o no señala si el adulto le pregunta por un objeto o persona familiar a la vista pero fuera de su alcance (“¿dónde está papá?).
Nota: Se aconseja acudir al otorrinolaringólogo ante respiración dificultosa, mucosidad o catarros frecuentes ya que puede comprometer la audición.
2 años
Ausencia de producción de palabras simples o vocabulario menor de 30-50 palabras o aproximaciones a palabra.
Produce menos de 4-5 consonantes y no todas las vocales
No responde a palabras referidas a objetos o acciones familiares sin apoyo de gestos y estando el objeto fuera de la vista. Debe responder a más de 5-10 palabras como mínimo
No comprende ordenes simples referidas a un objeto y/o una acción habitual. Por ejemplo: “ven aquí”, “dame el zapato”, “tira la pelota”, “dáselo a mamá”.
Nota: Puede demorarse la decisión de necesidad de intervención si, aunque no produzca apenas palabras, las habilidades comunicativas no verbales son buenas y el niño tiene un repertorio de sonidos en
balbuceo o jerga variado y frecuente.
2 años 6 meses
Vocabulario menor a 50-100 palabras.(A esta edad se estima un vocabulario medio entre 200-500 palabras).
Solo produce 4 ó 5 consonantes. Ausencia de alguna vocal.
La mayoría de sus emisiones no se le entienden.
Producciones reducidas a monosílabos (ma) o a sílabas duplicadas (tete).
Ausencia de combinaciones de dos palabras.
Repite demasiado lo que se le dice, es ecolálico.
No hace preguntas cambiando la entonación.
Es incapaz de comprender ordenes verbales simples o de responder a palabras de nombres de objetos. Debería de ser capaz de relacionar dos objetos entre sí, como por ejemplo: “pon el cubo en la taza”.
3 años
El habla no se le entiende más del 50-60% de las veces
Repertorio fonético limitado a 5-6 fonemas, con ausencia o muy baja producción de bisílabas. No imita bisílabas.
Combina con problemas dos palabras, nunca usa tres
No usa palabras descriptivas (adjetivos) o pronombres (yo/tu, mi/mío/tuyo).
No hace preguntas referidas a objeto (¿qué es esto?) y/o referidas a la localización de objetos (¿dónde está?).
No sabe contar o informar sobre lo que está haciendo o lo que acaba de hacer (acontecimientos presentes o pasado inmediato).
Limitada comprensión. No identifica objetos por su uso (“¿con qué cortamos?” . No sigue órdenes referidas a una acción – dos objetos (“Busca las zapatillas y el peine” “Mete el coche en la bolsa”.
Ansiedad de los padres ante la presencia/aparición de un periodo de tartamudeo en el niño.
4 años
No produce correctamente la mayoría de los sonidos del sistema fonológico, su habla no se entiende al menos en una proporción del 80%. A esta edad es normal que pueda cometer errores con algunos sonidos complicados como /z/, /d/ medial, /s/, /ch/, /f/ ó /rr/, que no produzca la mayor parte de los grupos consonánticos y/o que distorsione algunas palabras multisilábicas,
Usa únicamente oraciones de tres palabras o menos.
Su vocabulario es muy reducido y a menudo usa términos genéricos (“este, eso”) o cambia una palabra por otra aunque sepa su significado.
No responde a preguntas: ¿qué es? ¿qué hace? ¿dónde? Referidas a historias familiares simples.
Serias dificultades para hacer comentarios acerca del pasado y futuro inmediato referido a sí mismo o a otros (contar lo que ha hecho en el colegio al salir, por ejemplo).
Dificultades para llevar a cabo ordenes verbales simples.
5 años
Persisten dificultades de articulación.
Oraciones inmaduras o problemas con el orden de las palabras.
Dificultades en la comprensión de oraciones.
Dificultades en dar respuestas directas a preguntas simples o para llevar a cabo órdens referidas a los conceptos espaciales en, dentro, encima, sin apoyo del contexto ni de gestos
Dificultades para prestar atención a un cuento o historia larga.
Dificultades para acordarse de palabras.
Tartamudeo.
Hola me gustaría saber si esta información está sacada de algún libro y está contrastada. Si puede decirme cual fue la bibliografía que utilizada se lo agradecería mucho, ya que el tema es muy interesante
ResponderEliminarMuchas gracias
si lo buscas como ontogenia del lenguaje encontraras mucha información
ResponderEliminarHola, me gustaría saber si debería llevar a mi hijo con un especialista, tiene 2 años 10 meses habla muy poco, el data llegó esta en que si entiende todas las instrucciones que le doy " abajo de la cama están tus zapatos, traimelos", señala todos los objetos que le digo y los reconoce bien, incluso las vocales, pero en el habla si anda atrasado, ¿debo preocuparme?
ResponderEliminarHola Perla, busca la ayuda del especialista más cercano que tengas, platica con él y plantéale todas tus dudas, igual si dices que tu hijo atiende instrucciones a la perfección, podrías checar que tanto lo estás dejando que se comunique, los seres humanos nos comunicamos por necesidad. Checa como te pide las cosas y si le adivinas señas o muecas, estás en cierto modo limitando el desarrollo de su lenguaje verbal, cuando te señale ofrecele opciones como: que necesitas? agua, leche, jugo? motivandolo a que escoja una de ellas y motivalo también a que diga las palabras base como "dame", "toma", "gracias". Después de eso, el niño empezará a estructurar oraciones cortas como "dame agua" o "dame agua por favor". Saludos!
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